jueves, 22 de abril de 2010

Diáspora conservadora crece hacia las toldas de la U

Fuente El Colombiano

Agrego comentarios a los 8 Puntos que dicen ser la base para tomar su decisión (usando mentiras en algunos)

UN GRUPO DE 20 parlamentarios de la colectividad abandonaría la campaña de Noemí para sumarse a Santos. Que se vayan, dice Noemí.
Diana Carolina Jiménez | Medellín | Publicado el 22 de abril de 2010
La división del Partido Conservador se profundiza. Así quedó demostrado ayer cuando la candidata conservadora, Noemí Sanín, en una junta de parlamentarios conservadores, salió al paso a rumores sobre las supuestas intenciones de 20 miembros de la bancada, de abandonar la campaña para sumarse a las huestes de Juan Manuel Santos de la U.

En tono de advertencia al entrar a la reunión Noemí afirmó: "Si se quieren ir a donde el doctor Santos, que se vayan".

No obstante, la candidata les recordó que ganó en franca lid la consulta del pasado 14 de marzo y que el compromiso de todos los precandidatos fue respaldar al triunfador en este proceso.

El rumor surgió después de que un sector de los representantes a la Cámara por el conservatismo se reuniera el pasado martes con el candidato Santos y con su jefe de campaña, el conservador Carlos Rodado, con el fin, según un asistente a la reunión que pidió omitir su nombre, de ultimar los detalles de su llegada a la campaña presidencial del Partido de la U.

Las ocho razones
A la posible diáspora conservadora se sumó una carta en la que militantes del Partido Conservador que se adhirieron a la campaña de Juan Manuel Santos, expusieron en ocho puntos las razones por las cuales invitan a sus copartidarios a que hagan parte de la campaña de la U.

Los rumores, además, tienen mucho de cierto. Prueba de ello, la decisión de Lucas Cañas, miembro del Directorio Nacional Conservador, de invitar a su colectividad para que tras un acuerdo de "partido a partido", se sume a Santos. (ver recuadro)

La carta pública está firmada por 57 militantes del partido, entre ellos, Enrique Gómez Hurtado, Mariano Ospina Hernández, Ignacio Valencia López, Carlos Rodado Noriega y Juan Gómez Martínez.

El texto completo de la misiva es el siguiente:

"Los Conservadores que firmamos la adhesión a las políticas del Partido de la U, representado en la candidatura del Dr. Juan Manuel Santos, lo hicimos con el propósito de respaldar la presencia del Conservatismo en la toma de las decisiones necesarias frente a la grave circunstancia actual.

Convencidos de nuestra doctrina, consideramos indispensable que sus principios estén presentes ahora, como en todos los episodios de la historia política de la patria. Por ello queremos señalar hoy los siguientes puntos:

1. Nos alarma que mientras el señor Chávez invierte 10.000 millones de dólares en armamento ofensivo y moviliza contra Colombia hasta los niños de las escuelas, sin dejar de colaborar con sus compañeros de la guerrilla, que aumentan su actividad asesina y utilizan la agresión como arma de campaña, como se vio en Cali, el señor Mockus propone la disolución de nuestro Ejército.

Nota Blogger: Mockus no ha hecho tal propuesta, en el debate de Caracol dijo claramente que lo de Costa Rica sería un ideal que estaremos discutiendo en unos 20 años, que en este momento no dará ninguna tregua a la Guerrilla ni al narcotráfico ni a ninguna forma de delincuencia (incluyendo la política).

2. Nos preocupan las posiciones de pacifismo populista que nos puedan conducir a la caguanización 'académica' de Colombia. El doctor Pastrana, de buena fe, desmilitarizó 40.000 kilómetros cuadrados, y conocemos las consecuencias de su intento. El candidato Mockus, al proponer un país sin Ejército, pretende hacer lo mismo en todo el territorio nacional.

Nota Blogger: Igual que el anterior basado en una mentira.


3. No permitiremos que las acciones de los para-militares de izquierda y sus voceros infiltrados en las ramas del poder público, sean instrumento eficaz en la tarea de resquebrajar nuestras instituciones democráticas.

Nota Blogger: Están intentando ligar a los paramilitares con la izquierda, cuando los paramilitares nacieron de la derecha.

4. El relajamiento de las convicciones morales que forman parte de nuestro talante conservador, está favoreciendo una profunda penetración de la corrupción en el manejo de la cosa pública y en las costumbres mismas de nuestros ciudadanos. Aspiramos a ser voceros de una gran campaña moralizadora.

Nota Blogger: La corrupción está por igual en liberales, conservadores, la U, etc. no es cuestion del partido conservador exclusivamente.


5. Somos conscientes de que la salud pública requiere una reorganización profunda, que evite los malos manejos de los fondos a ella asignados y la insatisfacción general de los usuarios y de los prestadores de servicios.

Nota Blogger: Una verdad, la salud en Colombia está jodida, pero porque se han defendido los intereses de las EPS más que las de los usuarios.

6. El pleno restablecimiento de la justicia penal militar es un elemento indispensable para la adecuada operación de los ejércitos. El desamparo en el que han sido colocados nuestros hombres de armas es un caso único en el mundo y genera un ambiente propicio para el avance de los violentos de dentro y de fuera.

Nota Blogger: Si no se hizo con Santos como ministro....

7. La educación ha sido convertida en un tema sindical en el que el conocimiento ha quedado relegado a un segundo y, a veces, tercer plano. Es necesario descentralizar la educación y responsabilizar así a los maestros frente a las sociedades y las familias de los educandos.

Nota Blogger: Que bien que les parezca que la educación es importante

8. El Partido Conservador debe congregarse para seguir siendo el soporte ideológico de una política que consolide la seguridad ciudadana como prioridad inquebrantable de la acción pública, que impida el avance del modelo comunista fracasado a nivel mundial y que sólo uno de los aspirantes a la presidencia de Colombia, el doctor Juan Manuel Santos, ha demostrado capacidad para enfrentarlo y detenerlo.

Nota Blogger: El comunismo ya es un fantasma que no asusta

Por considerar que estos propósitos coinciden con buena parte de las formulaciones programáticas del Partido de la U, convocamos a nuestros copartidarios a unirse alrededor de estas tesis".
» Contexto
Cañas invitó a su partido a votar por la U
En una carta dirigida al Presidente del Directorio Nacional Conservador, Fernando Araujo Perdomo, y a la Candidata Presidencial de su partido, Noemí Sanín Posada, Lucas Cañas, miembro de la Dirección Nacional Conservadora, hizo un llamado al conservatismo para que luego de celebrarse un "acuerdo de partido a partido", apoye sin reparos la candidatura presidencial de Juan Manuel Santos.

"Yo me acogeré siempre al mandato supremo de los estatutos (...) Pero es el momento para plantear un acuerdo de partido a partido y establecer las bases programáticas del nuevo gobierno. No hay tiempo para las vacilaciones inocuas".

Antanas Mockus en frases

Me encantaría que cada mañana, cuando un estudiante se levanta para ir a clase, comprendiera que allí, en su colegio o universidad, que cada maestro al dar la clase, o un papá al revisar la tarea por las noches, fueran los escenarios donde se juega la soberanía del país, la diferencia de poder futuro.

No soy blando, soy un duro limpio.

Lo que construyó el gobierno de Uribe no lo vamos a destruir.

(Sobre las FARC): Un canje ni de fundas. Un canje lo que generaría es el mismo ciclo. Es malcriar. Es enseñar a las FARC que sus métodos son efectivos. Y uno lo primero que tiene que hacer ante fenómenos como el terrorismo es demostrar que la sociedad no cede ante el terrorismo.

Creo ser capaz de poner lo mejor de mí, pero sobretodo de convocar a la gente para que ponga lo mejor de sí.

Con nuestra propuesta de Legalidad Democrática, conservaremos los logros que en materia de seguridad se han alcanzado. Pero no bastará con que haya policías y soldados, se necesita justicia y rechazo social.

Construir sobre lo construido. Reconocer lo que está ya bien hecho, y usarlo como cimiento para lo que viene.

Creo que la gente sabe que usaré la fuerza legítimamente cuando se necesite porque eso hice en Bogotá. Pero ante la gravedad del conflicto, una parte considerable de los colombianos parecen estar dispuestos a tolerar cualquier medio con tal de conseguir tranquilidad. Ante la tragedia de la guerra, piensan que todo vale. Por eso, pueden temer que al darle el poder a alguien como yo, que prefiere sacrificar metas, antes que usar métodos ilegítimos, no seré tan eficaz para obtener resultados. Creo que probamos lo contrario en Bogotá, que con los medios legítimos se pueden obtener resultados más duraderos.

Hay que comprender la ley. En vez de "Publíquese y Cúmplase", las leyes terminarán diciendo "Publíquese, Explíquese, Compréndase y Cúmplase"

No me gusta que todo es negociable, comprable, como si el país se manejara a través de una lógica comercial.

Podemos lanzar el mensaje de que quien se meta a narcotraficante está vendiendo su vida a plazos, como en un club de esos que uno aporta cada mes y un día se gana el carro o la casa; cada día en ese negocio el narco le apuesta a ganarse el balazo. Todos tienen expectativas de vida cortísimas. Podemos además hacer pensar a la sociedad sobre los problemas de la adicción al dinero fácil.

Quiero que nos curemos de la ilegalidad.

(Sobre las nuevas bandas criminales): se necesita presión legal, o sea justicia, policía, ejército, pero se necesita también culpa, que es lo más difícil de producir, o sea necesitamos un Dostoievski para que escriba las telenovelas colombianas, ... Crimen y Castigo. Se necesita auto-regulación, una auto-reflexión nacional.

Yo creo que la gente entiende un poquito a las malas y un montón a las buenas. Y si no se le da la mano en la comprensión por las malas, la gente se alborota.

La prohibición de trabajo infantil tiene que volverse algo parecido a la prohibición que existe de pegarle a la mamá. Es decir, que haya posibilidad de sanción efectiva pero tambien que le de una culpa tremenda al que genera la situación.

Yo vivo defendiendo el cumplimiento de normas y cuando me toca ser represivo lo soy sin dudarlo. Pero muchas veces la palabra puede provocar efectos más importantes.

El proceso electoral gana si en vez de acusaciones subjetivas, emotivas, imprudentes y contrarias a la ley, discutimos con argumentos.

Un país más zanahorio, un país donde no todo vale, un país donde la productividad se eleva mucho y permite realizar los ideales a la Constitución porque la gente no se mata y porque la gente no toma ciertos atajos. Un país donde ley y cultura están más cerca, donde las obligaciones legales son culturalmente respaldadas: pagar impuestos, respetar el ordenamiento territorial, respetar, obviamente, los derechos fundamentales de los demás.

Si nuestra relación con la ley es distante, no saldremos adelante.

(Sobre la continuidad de la Seguridad Democrática): me preocupa la carencia de confianza de que somos capaces de proseguir una tarea que hemos considerado y reconocido como valiosa. Los batallones de alta montaña que se hicieron en la Calera y en el Sumapaz se hicieron durante mi gestión a partir de los consejos de seguridad y el trabajo que hacíamos con el ejército.

A la gravedad de la frecuencia de comportamientos ilegales se añade la gravedad de la frecuencia con la que ciudadanos no corruptos justifican la corrupción o la consideran normal ("que roben, pero que al menos hagan obras").

Nosotros queremos una política con argumentos, donde la participación sea bien vista, y nuestros íconos no sean el narcotraficante o el ciudadano 'vivo' que se pasa por la faja la legalidad.

El 'todo vale' es la peste de cualquier sociedad.

Voy a consolidar gerencial y pedagógicamente la Seguridad Democrática y a transitar hacia la Legalidad Democrática. El Estado de Derecho se plasma en el respeto a la Policía y a las Fuerzas Armadas; pero también se origina en el respeto al fiscal y al juez. Lo que hizo Uribe frente a las Farc lo voy a hacer con toda ilegalidad violenta (incluidas las Farc).

Privilegiar lo bueno que cada cual tiene.

Si usted va a votar por mí, pero no lo está haciendo en conciencia, no es porque usted lo decide… Mejor no vote por mí. Vote por aquel que le diga su conciencia. Aquel o aquella que le diga su conciencia.

Hablar mucho de inseguridad aumenta el miedo, pero hablar de ciudadanía aumenta la responsabilidad. El enfoque cultural ciudadano enfatiza la autorregulación. En cambio, mencionar todo el tiempo el problema de la seguridad infantiliza a la población, porque sólo espera respuestas desde el Estado

No conozco a nadie que por 20 años de cárcel decida matar a alguien y que deje de hacerlo por 30. El incremento de las penas es para la galería.

No ofrezco un camino de rosas, sino uno de consolidación. Es como si pusieran unos cimientos en piedra y concreto, y ahora tocara construir más o menos en las mismas proporciones con ladrillo y arena. Fortalecer la seguridad con los componentes de justicia y control social, y fortalecer además la educación, por razones de productividad y de competitividad, amerita un esfuerzo económico grande.

Informémonos antes de votar, conozcamos las opciones, leamos el menú antes de ordenar.

En Colombia lo que tenemos que ser es corresponsables. Tenemos que cuidarnos entre todos, regularnos entre todos, para no hacer las cosas chambonamente. Es cultura ciudadana.

El juego limpio tiene un enorme efecto moral sobre el enemigo. Hoy la lucha en Colombia no es entre bandos, sino contra el todo vale, contra justificar violar la ley en aras de conseguir un fin supuestamente superior.

Los recursos públicos son recursos sagrados.

Si la ley es corrupción, como ocurría en Bogotá, hay que generar el rechazo de la población para que deje de ser bien vista la trampa. De lo contrario es muy difícil, porque si uno ve que los demás son corruptos empieza a ser más laxo consigo mismo.

El narcotraficante es un adicto al dinero fácil.

(Entrevistado sobre los logros de sus alcaldías): hay una tendencia a depender de líderes individuales. Para mi, es importante desarrollar liderazgo colectivo. No me gusta recibir crédito por todo lo que hemos logrado. Millones de personas contribuyeron a los resultados que alcanzamos. Me gustan las relaciones más igualitarias. Y especialmente me gusta orientar a la gente a aprender.

Es inaceptable históricamente la 'locha' tributaria de los hacendados colombianos.

A mí no me gusta mucho que la democracia dependa mucho de la plata, y yo creo que la gente lo entiende y todos los candidatos deberían hacer esfuerzos no por gastar al máximo sino por gastar mucho menos. Eso haría la democracia más creíble. La democracia es debate y votar después de haber escuchado.

Creo en la democracia deliberativa: argumento va, argumento viene. Los intereses, al volverse públicos, se moderan o se pulen.

Enfáticamente creo que hay que combatir las justificaciones fáciles de la violencia: esa sociología improvisada acerca de que la pobreza sólo engendra violencia. La comisión de delitos es mucho más transversal de lo que se cree

Soy pedagogo, y la idea de que alguien es irremediable la rechazo.

A mí me parece grave que la sociedad colombiana no tiene la suficiente indignación frente a crímenes de lesa humanidad.

El acto de votar es un acto delicado, y yo veo que la campaña electoral es como un acercamiento mutuo donde la gente se escucha y se olfatea; es una cosa en las dos direcciones. Lo más importante es que la gente debe gozarse su posibilidad de escoger.

Colombia ha sufrido la generalización del discurso amigo-enemigo.

En ciertas regiones de Colombia tiende a haber enclaves de economía ilegal. No es que existan a la sombra, sino al revés: hay regiones y subregiones que viven de lo ilegal. Allí la lucha es más compleja, pero no por ello es imposible. Como país, la derrota de la ilegalidad es un gran beneficio. Para algunos grupos, sería una gran pérdida, sustantiva, brutal. En síntesis, yo diría que el narcotráfico ha puesto gente colombiana a vender sus vidas, y eso es inaceptable e irracional. La vida humana no se vende

A mí no me da miedo aplicar la autoridad para hacer cumplir la ley. Pero la autoridad hay que aplicarla basada en la pedagogía, más que en la fuerza, porque eso es lo que la hace legítima.

Aunque la mayoría de las personas rechaza las justificaciones para actuar desobedeciendo la ley, poco menos de la mitad justifica la ilegalidad si es por la familia, por hacer justicia o por defender bienes. Hay claros síntomas de aceptación cultural de la ilegalidad.

La gente vive hoy una ilusión de bienestar por esta mezcla de crecimiento económico y reducción de la violencia. Pero detrás hay una ambigüedad terrible de las reglas de juego, lo que hace la seguridad de corto vuelo, y augura más violencia para el futuro. Por eso es necesario cambiar ya de gobierno. Hoy es cuando debemos gritar más duro para no seguir por el camino de justificar cualquier acción para obtener resultados rápidos. Si no lo hacemos, en unos años vamos a lamentarlo.

miércoles, 21 de abril de 2010

Lo Que Colombia merece, lo que nosotros merecemos:

Ante la descarada omisión que los medios están haciendo de las propuestas programáticas de los candidatos presidenciales, cada vez es más necesario que los ciudadanos nos tomemos el trabajo de utilizar los medios a nuestro alcance para llevar la discusión a niveles más profundos. El debate de la semana pasada mostró un alto grado de trivialización del escenario político. Los medios están contribuyendo a menospreciar la capacidad de comprensión del colombiano promedio y sólo hacen ecos de programas de gobierno que se resuman en dos o tres palabras. Cuando alguien expone un concepto que va más allá de las consignas obvias, dicen que es confuso y que no tiene claridad.

Por eso es importante mostrar las propuestas de la forma más clara posible y tomarse el espacio necesario para destruir los mitos que se han ido creando alrededor de figuras como Mockus, a quien como no le pueden achacar ninguna relación con intereses oscuros (como a otros candidatos), le han terminado endilgando una pretendida debilidad de carácter acompañada de confusión de criterios.

Vamos por partes.

Juan Manuel Santos, que quiere mostrarse como el sucesor de Uribe, exhibe la bandera de la mano dura basado en su gestión como Ministro de Defensa. Desde esa posición elabora un discurso parecido al que impuso George Bush sobre el terrorismo hace ya varios años: “quien no está conmigo está contra mí”. La versión reeditada para la campaña es: “quien no usa un lenguaje agresivo exclusivamente dirigido a las farc, es un blandengue que se va a doblegar ante las exigencias del terrorismo”. Además de convertir a la seguridad democrática en una marca registrada, cuando se supone que es un deber de cualquier gobierno civilizado, esto conlleva el supuesto de que si alguien señala la necesidad de acabar con otras fuentes de violencia (violencia doméstica o corrupción, por ejemplo), es porque se está haciendo el de la vista gorda ante el terrorismo de las farc y va a echar al piso la seguridad democrática. Estos razonamientos son simplemente inaceptables, pero terminan siendo parte del sentido común de la mayoría de la población porque han venido siendo presentados en los medios con la misma persistencia irracional de cualquier emisora que quiere “pegar” una canción. Uribe se ha encargado durante los últimos ocho años de dejar muy en claro que en este país el terrorismo se llama la’far’ y que todos los males son culpa del terrorismo. A cualquier persona sensata esto le parecería una simplificación excesiva de la realidad compleja de un país como Colombia, pero la aceptación que tienen estas tesis es una evidencia de que la gente no quiere enredarse y busca cosas simples.
La postura de Mockus es mucho más coherente y pertinente, pero no por eso es menos clara o menos sencilla. Lo que pasa es que en el estado actual de cosas, dicha propuesta requiere de una pequeña explicación para ser entendida (explicación que no tiene cabida en nuestros debates estilo reinado de Cartagena).

Aquí va la explicación.

El narcotráfico ha potenciado en Colombia una cultura en la que es justificable salirse de la ley (por ejemplo usando la violencia) para adquirir poder. Esa cultura es algo que tienen en común, por citar unos ejemplos, los guerrilleros de las farc, los rastrojos, los políticos del PIN, y algunos niños que desde las comunas de Medellín aspiran a ser otro Pablo Escobar, otro Chupeta, otro Don Berna. Pero la cultura del narcotráfico no se ha limitado a los círculos cercanos de los narcotraficantes. La cultura mafiosa ha terminado haciendo cada vez más débiles los límites morales, legales y culturales de grandes sectores de la población. A muchos no les parece grave evadir uno que otro impuesto de vez en cuando, o saltarse la letra pequeña cada cierto tiempo - “¡Pero si yo no le hago daño a nadie. El estado no siente!”-. Estamos más acostumbrados que otras sociedades a darnos permisos, a forzar los límites y a usar atajos para “facilitar las cosas”. No es que todo esto sea un fruto del narcotráfico, pero nadie puede desconocer que el narcotráfico ha logrado sacar lo peor de muchos colombianos. Y una de esas peores cosas es la cultura de la trampa y el atajo. Así, en la propuesta de Mockus se pueden identificar dos premisas esenciales.

En primer lugar, el país tiene un problema cultural que no se puede achacar a un solo actor de forma exclusiva. Para ponerlo en otros términos, la seguridad democrática sería como la medicina alopática o convencional que ataca los síntomas (la’ far’) sin preocuparse por las relaciones sistémicas que hay detrás de esos síntomas. La propuesta de Mockus sería en cambio como la de la medicina bioenergética: tratar el sistema para que desaparezcan los síntomas. Intervenir directamente la cultura y crear un cambio de mentalidad para que no sea aceptable, bajo ninguna circunstancia, la violación de algunos principios básicos, como el respeto a la vida y el respeto a los recursos públicos. A esto se refiere Mockus cuando propone crear tabúes de manera que robar o matar sea igual de feo que pegarle a la mamá.

En segundo lugar, y yendo más adentro en la naturaleza del problema, tenemos un tremendo divorcio entre la cultura, la ley y la moral. ¿qué quiere decir eso? Quiere decir sencillamente que lo legal nos parece jartísimo, lo que nos atrae y nos entusiasma suele ser ilegal y el hecho de saltarnos la ley no nos provoca remordimientos. Así de sencillo. Por eso es frecuente oír por ahí que tenemos una legislación para un país como Suecia. Nosotros mismos no aceptamos que una legislación progresista sea para Colombia porque reconocemos que nuestra cultura menosprecia el valor de la ley. Y lo más grave: no nos importa. Porque, como en todo estereotipo, esto tiene un lado bueno que es el famoso mito de la malicia indígena. Los colombianos nos las damos de vivos, de maliciosos, de astutos, y nos burlamos de los canadienses, los gringos y los austríacos porque nos parecen excesivamente ñoños. No hay que ser demasiado vivo para darse cuenta que es esa misma viveza la que nos lleva a pasar por encima de la ley sin que se nos mueva un pelo. Y es esa cultura de la trampa (la malicia indígena no es más que un eufemismo), la que ha sido alimentada por la ambición que trae el narcotráfico y que nos tiene metidos en una espiral de violencia que lleva más de medio siglo.

Ahora bien, ¿cómo se crea un cambio de mentalidad tan grande como para cerrar la brecha entre nuestra cultura y nuestra ley? Lo más interesante es que Mockus es precisamente el único dirigente político en el país que ha logrado cambios de este tipo desde una posición de gobierno. Voy a mencionar dos ejemplos muy sencillos: En la década de los ochenta era imposible ver a alguien en Bogotá manejando con cinturón de seguridad. Al finalizar la primera alcaldía de Mockus todo el mundo había desarrollado el instinto de ponerse el cinturón antes de arrancar. De igual manera, a principios de los noventa los peatones debían cruzar la calle entre los carros porque no existían cebras y mucho menos existía la conciencia de respetarlas. Hoy en día el conductor que queda atravesado en una cebra por un cambio de semáforo siente inmediatamente la presión de estar haciendo algo mal. Estos cambios no se lograron únicamente con mimos o con tarjetas rojas. Pero tampoco se debieron exclusivamente a las multas. Estos cambios se dieron gracias a la combinación de diferentes elementos. ¿Cuáles elementos? Pues precisamente los que permiten acercar la ley a la cultura y éstas dos a la moral. La multa funciona como una sanción legal, pero si no va acompañada de una presión social, el multado termina buscando la forma de evadirla y no llega a sentir culpa. El mimo funciona como el símbolo de una sanción social, pero si no va acompañado de una multa, no genera la fuerza suficiente para convertir el comportamiento en hábito. Por eso la estrategia se puede resumir así: combinar presiones legales con presiones sociales, en la misma dirección, para producir remordimientos y culpas por los actos ilegales. Por esa vía se lograron cambios importantes y duraderos en Bogotá que hoy a muchos nos siguen enorgulleciendo.

La pregunta es: ¿puede usarse el mismo razonamiento para resolver los problemas de Colombia? La apuesta es que sí se puede. De hecho es una apuesta que apunta a una mano dura, más dura que la del uribismo más recalcitrante. Por una sencilla razón: la mano dura de Uribe-Santos está dirigida a erradicar militarmente a la’far’. La mano dura de Mockus en cambio está dirigida a atacar jurídica, social y militarmente cualquier tipo de ilegalidad. Y sabemos que la tolerancia a la ilegalidad está detrás de todos los problemas del país. Desde la corrupción hasta el desempleo pasando por la crisis de la salud y el narcotráfico. El enemigo no es la izquierda o la derecha. El enemigo no es el que piensa distinto o el que se niega a darme la razón. El enemigo es la ilegalidad, en todas sus formas. Necesitamos que Colombia sea un país legal

No es fácil, pero se puede. Se necesita una revolución cultural. Y para esta revolución se necesita un mandato claro. Por eso es importante que Mockus gane no raspando, sino con muchos, muchos votos. No estamos pensando en ganar la campaña, sino en emprender la tarea gigantesca de cambiar a Colombia para convertirla en un mejor país. Si estas ideas le parecen convincentes, por favor vote por Mockus el 30 de mayo. Si le sigue pareciendo muy complicado y necesita algo más simple, puede seguir siendo uribista o mamerto. Pero no diga que no se lo advertimos.

(Escrito por:Oscar Hernández Salgar, Músico y Administrador Cultural. Magíster en Estudios Culturales. Director del Departamento de Música de la Universidad Javeriana)

¿Por quién votaría yo? por Pirry

¿Por quién votaría yo?
Por Pirry

No nos digamos mentiras, después de las elecciones para senado y cámara, ese congreso
quedó peor de lo que estaba; esa vaina tiene más familia y amigos de delincuentes que un día
de visita en la modelo (sin querer ofender a los presos de la modelo), o en este caso en la
picota que es donde están los parapolíticos. Hermanos, hijos, esposas, socios, etc., de
personajes que están hasta condenados por masacres y narcotráfico, hágame el favor. Como
están las cosas, será mejor ir al congreso con guardaespaldas y cuidar la cartera y el celular,
de pronto se lo roban a uno o se lo chusan.
Claro, el complemento perfecto para este congreso donde campeó la u, el partido
conservador y el PIN, sería un presidente a la medida de dichos congresistas, y ya algunos
dieron muestras de estar a la altura. Qué tal Uribito?, o mejor que tal Nohemí, que dicen que
lo llamó ladrón y ahora que necesita sus votos ya está reculando, “que no , que yo no dije eso,
que me malinterpretaron”. Así son todos, cambian de parecer , de partido, de bancada, de
moral y de valores con bastante facilidad se podría decir.
Ante dicho panorama, uno podría decir, como dicen algunos, “nooooooo, eso ya se lo ganó
Santos” ( a pesar de los escándalos de los falsos positivos), tal vez lo haga, tal vez tenga
muchas posibilidades, pero creo que a la hora de votar a uno no debería importarle ni que
dicen otros, ni que dicen las encuestas. Creo que a uno sólo deberían importarle los hechos,
sus convicciones y la hoja de vida del candidato; claro que a muchos colombianos,
tristemente, lo que les interesa es cuánto les van a dar por el voto, si el sanduche es de jamón
o de queso o si la botella es de aguardiente o de ron. No los culpo, votan con el estómago
vacío, con los hijos aguantando hambre o presionados por los congresistas de los que
hablamos al principio; es un círculo vicioso, esa es la fuerza electoral con la que cuentan las
gatas, los micos, los lagartos y todo lo que rime con pin; uno lo ve en la Costa, en el Valle, en
el Valle, en la Costa, etc. El éxito electoral de estos personajes depende de la plata que
tengan para comprar votos y conciencias, y le meten mucha lana a las elecciones; es que es
muy buen negocio, por que invierten ahora, los eligen, y luego tienen 2, 3 o 4 años para
recuperar su inversión y multiplicarla robando sin misericordia el erario público, la salud, la
educación, lo que les pongan. Con lo que se roban se financian en la siguiente elección y así
sigue girando la rueda de la política.
Claro, como estos rufianes son los que tiene los votos, pues ahora veremos a los Santos,
Pardos y Sanines defendiendo a estos caciques y diciendo que no, que no se les ha probado
nada, que son honorables y claro, reculando.
Si ustedes me preguntan por quién voy a votar, solo podría decir que votaré, sin importar
cómo vaya en las encuestas, por alguien que no tenga rabo de paja aunque haya pelado las
nalgas, alguien que sea capaz de mostrarle el trasero a la corrupción, y no alguien que se
ponga fácilmente en 4 ante las mafias de siempre, alguien que crea más en la pedagogía que
en la gritería, votaré sin importar el resultado, votaré deseando que mi sufragio sea un
manifiesto en contra de los de siempre, de los del agroingreso seguro, de los de los falsos
positivos, de los que bailan entre conservadores y liberales como si no fueran dos ideologías
diferentes. Sé que no voy a votar por Petro; me gustan las denuncias y los debates que ha
hecho, pero no le perdono como ciudadano que haya sido cómplice en la elección del
inquisidor, perdón del procurador que hoy tenemos, además qué le voy a hacer, no soy de
izquierdas y Chávez me da pavor; con toda seguridad no votaría por Nohemí y menos ahora
que tan fácil se ha echado para atrás con lo de Arias y el agroingreso; no votaría por Santos,
no quiero más de lo mismo, así que con todo respeto de los que piensen diferente, ya sé por
quién votaré, pero mejor no lo digo, el voto es secreto jajajaja; sólo les puedo adelantar que
me simpatiza mucho un candidato que devolvió miles de millones de pesos que se habría
podido quedar de lo que el estado le debería regresar por los votos que tuvo, es el único que lo
ha hecho en la historia, eso dice mucho de que lo que persigue en la vida con toda seguridad
no es robarse el erario (será un voto de color ecológico).